“¡Mis viejos me ponen peros y me cortan las alas!” – le dice un joven a su compañero. “A los jóvenes les falta humildad y piensan que lo saben todo” – piensa el jefe de una empresa después de una entrevista fracasada. “¡Todos Ustedes no entienden lo que es importante en la vida!” – les dice a sus hijos adultos y nietos una jubilada durante la comida familiar de un domingo.
Hace tiempo una época duraba incluso algunos cientos de años, y la nueva aparecía por lo menos después de unas generaciones. Hoy este proceso se realiza unos cuantas veces durante la vida de un hombre cuya mentalidad no puede seguir el paso de estos cambios tan revolucionarios.
En las calles polacas todavía se puede encontrar a alguien que:
- luchaba contra los invasores durante la Segunda Guerra Mundial y vio la muerte de sus familiares, teniendo duras lecciones de lo que es importante en la vida;
- vivió la época del comunismo durante la cual el Poder le metía en la cabeza la desconfianza hacia los demás, y la situación exigía hacer chanchullos;
- vio la caída de un sistema político y los cambios revolucionarios en el mercado que introdujo el capitalismo;
- empezó a visitar otros países, aunque antes no podía y la variedad de colores de piel, religiones, cocinas, idiomas y productos en las tiendas se hizo más grande de lo que pudo captar su conciencia;
- se sorprendía porque sus hijos elegían estar frente a la tele y juegos en la computadora en vez de jugar al fútbol fuera;
- estaba en un choque sabiendo que sus nietos prefieren usar el Internet en vez de hablar en vivo con sus amigos.
Esta gente, si quisiera plenamente acomodarse a las condiciones existentes tendría que realizar una compleja reconstrucción de la personalidad, y ni siquiera esto sería aceptado por la generación joven.
Un abuelo que de una manera narcisista habla de sí mismo, será regañado por la abuela, y los nietos se reirán de sus “supuestos” logros (p.ej. “pesqué un enorme lucio”). Un estudiante hablando de una mentalidad comunista no va a ser digno de confianza y su fe optimista en sus propias posibilidades parecerá egoísta y vanidosa para sus padres.
Nunca en la historia en un solo lugar habían chocado ideologías, historias personales y globales tan diferentes, diferencias en el pensamiento, maneras de tratar las cosas, objetivos y valores. En esta arena, quieras o no, todos se encuentran, se producen muchos conflictos que viene de una falta absoluta de entendimiento de los cambios que surgen entre las generaciones.
Sin embargo, con un poco de conciencia se puede acomodar la comunicación de una manera adecuada y aprovechar una irrepetible oportunidad de colaboración. Aquí un poco: después de leer este artículo podrás entender más fácilmente los motivos de las tres generaciones que viven al lado (baby boomers, X e Y), lo que llevará a más tolerancia, empatía y facilitará la comunicación.
Baby boomers
Los hombres de cincuenta años (baby boomers – personas nacidas en los años 1946 – 1964) tienen una posición fuerte, autoridad y creen en el poder. Nacidos en el patriarcado entienden el mundo a través de una estructura vertical que exige subir por la escalera de la carrera, experiencia, y de posición de cero a un héroe.
Su autoestima se basa en los éxitos profesionales, y en la separación tradicional de los papeles en la familia que permite ver a la mujer, sobre todo como madre y esposa, y a los padres – como fuente de la seguridad y la estabilidad financiera.
De esto resulta la ausencia de los padres en la vida familiar y un pasivo modelo de educación de los niños, basado sobre todo en la entrega de los suministros y proteger ante los peligros potenciales (pero no en jugar juntos). Este ethos del trabajo se explica en el dicho: sin dolor no hay ganancia (norteamericano: no pain, no gain), y los principales valores son respetar las reglas, respeto a las autoridades, solidaridad y lealtad jerárquica. En Polonia la generación baby boomers (que son las personas nacidas en la época del comunismo) no evitó la mentalidad del llamado homo sovieticus (término inventado por un escritor ruso A. Zinowjew) que se caracteriza por:
- un postura de reclamación,
- una convicción que lo que es común es también mío,
- la falta de una sociedad cívica y desindividualización, creando “una multitud sin rostro”,
- recelo, desconfianza, aislamiento – los enemigos están en todas partes y nadie tiene motivos nobles,
- una justicia basada en la igualdad entendida como: “si yo tengo tanto como Tú eso es entonces justicia”,
- una selectividad negativa y liquidación de excepcionalidades y éxitos en nombre de una segura mediocridad.
Los baby boomers nacidos en Polonia tienen la convicción de que el dinero totalmente no cuadra con los trends mundiales ni con la situación económica polaca.
Según los estudios de PBS DGA realizados para el diario “Gazeta Wyborcza”, un 80% de los polacos quiere más control en las empresas privadas. Otras estadísticas indican que un 75% de la población está convencida que uno se puede hacer rico solo haciendo chanchullos o teniendo conocidos, y una quinta parte tiene la convicción que “un rico es un ladrón”.
Saben cómo manejar el estrés y gritan porque han sido educados por padres conservadores. En caso de un conflicto con otros se confrontaban con el enemigo para, hablando a solas, resolver el problema, también usando la fuerza (hasta un 61% de los polacos acepta castigar con nalgadas como un método educativo, la mayoría no sabe sobre la prohibición de usar castigos físicos con los niños).
Temen la pérdida del trabajo y se motivan con la misma. Si no ocurre nada malo entonces todo está bien. Una buena relación es donde no hay muchas peleas, un buen jefe es quien no echa a la calle, hay salud cuando no hay enfermedad. El cambio debería realizarse cuando aparece un problema.
“Los viejos árboles no se sacan y se ponen en otro lugar”.
La generación X
Nacidos en los años 1965 – 1981 (algunas fuentes pasan este borde incluso a 1986) – observan a sus madres que sirven a los padres, y padres que exigen la obediencia por el solo hecho… de ser padres. A ver, ¿por qué tengo que ser obediente si no eres para mí ninguna autoridad fuera de la función que realizas? ¿Y por qué en las escuelas el maestro que no es competente me dice lo que tengo que hacer?
¡A esto mismo yo voy a llegar!
Las personas de la generación X nacieron en los tiempos de la revolución de costumbres que movió el conservadurismo y el tradicionalismo de la generación anterior. Aparte de la producción aparecieron los servicios lo que exigió el aprendizaje de las habilidades “suaves” e invertir en la comunicación y en la manera de su transmisión. Aparecieron videojuegos que cambiaron la manera de pensar sobre la realidad – la vida está dividida por etapas, y al final de cada una hay un test (un enemigo más grande al cual hay que derrotar), y cada uno es un reto para vencer. El riesgo da adrenalina, la posibilidad de perder y los éxitos construyen la fe en sí mismo, y hay que destruir todas las limitaciones del sistema.
La independencia y el individualismo se convierten en valores, y cada forma de un comportamiento autoritario de parte de los superiores es tratada como una manera de disminuir la libertad.
Díme que tengo que hacer pero no me digas cómo.
Dame un sincero feedback – quiero saber cómo me va pero no necesito elogios positivos como la siguiente generación Y.
No estoy muy relacionado con un solo jefe, no tengo problemas para cambiar de trabajo y opto por un desarrollo de las habilidades. Vi como mis padres, fieles a sus superiores, perdían sus trabajos antes de jubilarse y acababan destruidos en la ayuda de desempleo. Yo no voy a correr el riesgo de mi futuro de esta manera y me haré autosuficiente.
Trabajo para vivir y no vivo para trabajar. No soy adicto al trabajo. Puedo cambiar, a condición de sacar provecho de esto.
Generación Y
Nacidos en los años 80 y 90 son la generación más joven de los grupos mencionados. Creados muchas veces en un bienestar, “salvados” por sus padres que quieren las mejores condiciones de desarrollo para sus hijos. No escucharon en las escuelas, como la generación X, que son tontos y no podrán salir adelante, que el mundo es malo y hay que andar con cuidado.
Tampoco les pegaron con cinturón, no como a los baby boomers “porque no escuchaban al padre – la cabeza de la familia”. Recibían elogios, todo lo mejor, y sus padres los trataban de una manera más activa. Y como recibían todo el tiempo elogios y las cosas de las que tenían ganas, entonces reprocharles narcisismo, e injustamente, un alto concepto de sí mismos es nada más y nada menos como quejarse del árbol porque tiene hojas.
Sus padres crearon en ellos una convicción optimista y alta de sus propias competencias, así, hablarles ahora sobre la falta de modestia es inconsecuente y no cuadra con la época de hoy.
Es una generación menos independiente, por eso con más ganas vive con sus padres – un 60% de los norteamericanos de hoy regresa después de los estudios a vivir con sus padres, y en Polonia el índice kidults (adultos que viven con sus padres) en la edad 25 – 34 años es un 43%.
El trabajo duro dejó de ser un valor, y una idea y su rápida realización en forma de un buen viral en Internet o un start-up se hicieron como algo común, disponible muy fácilmente.
No teníamos nunca que trabajar duro, todo lo recibimos, así que no me hables de un trabajo duro.
El mundo virtual es igual de verdadero que el real.
Más que por un factor humano opto por las buenas tecnologías.
Cuando la generación anterior tenía alguna queja lo confrontaba personalmente, nosotros lo hacemos a través de un hejt en Internet.
Queremos más, más y más, porque todo es posible.
Somos optimistas, así que hablar de las realidades es un “aburrimiento”.
Mis amigos son igual de importantes que mi familia.
Tenemos el mismo poder que las grandes corporaciones porque tenemos una idea, conocidos e Internet.
El maestro y mi padre no me pueden castigar, entonces o colaboro, o lo despido.
Si escuchamos sobre la modestia y la humildad, entonces se me cortan las alas.
Si quieren que trabajemos mejor, entonces dennos una estructura, apóyennos emocionalmente, permítannos relaciones interactivas con los demás y esperen que tengamos grandes expectativas.
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